
Al sentir el sol en la cara creyó haber descubierto un nuevo mundo. Nunca antes había tenido aquella sensación y, desde luego, no le gustó nada. Se pegó cuanto pudo a las fachadas de los edificios, buscando restos de oscuridad, tratando de ocultarse en las sombras, deseando no ser descubierta.
Un tipo alto, de traje impoluto y aires de grandeza avanzaba hacia ella desde el otro lado de la calle. Le vio cruzar, pero trató de ignorarlo agachando la cabeza y pegándose aún más a la pared rasposa. Estaba segura de no haber sido vista, por lo que aceleró el paso con la intención de dejar atrás al hombre que tenía justo delante.
Su movimiento agitado la delató y el desconocido reparó en ella inmediatamente. Primero dio un respingo y luego la siguió con la mirada. Levantó el pie con rapidez y trató de aplastarla con la suela de su zapato.
Una mujer gritaba en el interior de un autobús, repugnada por la lucha entre el hombre y la rata que gritaba con cada pisotón.
¡Muy bueno! no lo imagine hasta el final, pense en una cucaracha ¡mucho mejor una rata!